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Blog de Hombres de Valor

Actualizado: 29 oct

Harold Viur
Harold Viur

Proverbios 11:2 “Con el orgullo viene el oprobio; con la humildad, la sabiduría. RVR1960


El Orgullo, la debilidad disfrazada, El orgullo, en el sentido que lo aborda Proverbios, es la soberbia, la excesiva alta estima de uno mismo, la cual lleva al hombre a depender de su propia fuerza, inteligencia o logros, ignorando la necesidad de Dios y de los demás.


La Escritura es categórica: el orgullo no conduce al éxito, sino al oprobio (deshonra, humillación, vergüenza). El hombre orgulloso se considera autosuficiente y desprecia la corrección o el consejo de otros, cerrándose a la verdad que lo podría salvar del error. Su "fuerza" es su incapacidad para admitir que no sabe todo.


Al negarse a aprender y ser corregido, el hombre orgulloso comete errores que a menudo resultan en un fracaso estrepitoso. Su grandeza autoimpuesta choca con la realidad, y la caída es más dolorosa porque viene del pedestal que él mismo construyó; el orgullo genera distancia y resentimiento. Un hombre que siempre tiene la razón o se considera superior destruye sus relaciones, pues la gente se cansa de la arrogancia. La soledad es el precio final de la soberbia.


La Humildad: La Verdadera Fuerza del Hombre de Valor 

Frente al orgullo destructivo, Proverbios 11:2 presenta la humildad como la ruta hacia la sabiduría. Esta humildad no es debilidad, sino una fuerza interior que capacita al hombre para vivir una vida plena y significativa. La humildad es la virtud de reconocer nuestras limitaciones y nuestra dependencia de Dios, así como el valor y el potencial de los demás.


En conclusión el desafío para todo hombre que aspira a ser de valor es claro: debe despojar la capa de orgullo y vestirse de humildad. El orgullo es una ilusión de fuerza que inevitablemente trae deshonra. La humildad, sin embargo, es la verdadera fuerza que abre la puerta a la sabiduría, a la madurez y a una vida de bendición.

Pregúntate a ti mismo: ¿Buscas la gratificación momentánea del orgullo o la recompensa eterna de la sabiduría? Elige la humildad, y tu vida será una demostración de la verdadera fortaleza.



El orgullo en el hombre, ¿fuerza o debilidad?
El orgullo en el hombre, ¿fuerza o debilidad?


 
 
 
José Mancilla
José Mancilla

Éxodo 10:1-2 “Jehová dijo a Moisés: Entra a la presencia de Faraón; porque yo he endurecido su corazón, y el corazón de sus siervos, para mostrar entre ellos estas mis señales, [2]y para que cuentes a tus hijos y a tus nietos las cosas que yo hice en Egipto, y mis señales que hice entre ellos; para que sepáis que yo soy Jehová. RVR1960


Una persona puede saber mucho y no dar testimonio de la verdad en Jesucristo Nuestro Señor. Juan el bautista daba testimonio de la luz que es Cristo, y el prepara el camino, nunca guardo silencio.

En estos dos versículos yo quiero resaltar la importancia de recordar y transmitir las obras poderosas de Dios a las generaciones futuras. Porque el conocer las obras de Dios no es para uno mismo sino para tus hijos y los hijos de tus hijos que son tus nietos. La biblia dice:: Deuteronomio 6:5 [5]Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Deuteronomio 6:6-7 (RVR1960) ​"Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes."


 ​La enseñanza debe ser intencional y constante, integrándose en cada momento de la vida diaria. Dios siempre se da a conocer pero nosotros mismos nos cerramos y desobedecemos a su voz en no trasmitir los milagros, prodigios y maravilla. Tenemos que mostrarle la manera de como da libertad al oprimido. La palabra de Dios, siempre ha sido recordada en muchas congregaciones por el bien de las generaciones venideras. Pero no se hace el trabajo de trasmitir lo que Dios ha hecho y sigue haciendo en nuestras vidas. Porque hay algo que nos parece mejor mostrar, las redes sociales que no tienen nada que ver con Dios.  Conocemos las verdades, hemos vivido las intervenciones de Dios, leemos Su Palabra, pero a menudo no encontramos el momento o las palabras para contar esas historias y enseñanzas a nuestros hijos. El conocimiento se queda con nosotros. Y nosotros como cabeza de la Familia. Hoy en día la generaciones van en desconocimiento de la palabra porque nosotros como figura paterna no hablamos de lo que hizo Dios a través de Jesús por nosotros. Hay familias que no demuestran la fe, porque nunca escuchan el mensaje de lo que Dios hace y sigue haciendo en nuestras vidas, o quizás no le estamos dando importancia.




Un testimonio que durará para siempre
Un testimonio que durará para siempre


 
 
 
Daniel Larrea
Daniel Larrea

Mateo 7:3-5 “¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: ¿Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. RVR1960


No debemos juzgar a los demás, ya sea por sus faltas o acciones. Debemos mirar al prójimo con amor, con un corazón compasivo y misericordioso, como Jesucristo lo tiene cada día por nosotros cuando le fallamos, cuando nos ensuciamos por nuestra condición pecadora.


En este pasaje que forma parte del “Sermón del Monte”, Jesús usa la paja y la viga, para que entendamos que no somos nadie para juzgar al otro. Nos está mostrando que es mucho más fácil ver las faltas de los demás, sin ver las nuestras propias. Es como si estuviésemos observando en un espejo invertido. Debemos darnos cuenta, de que la paja en el ojo de nuestro hermano, pueden ser las pequeñas faltas, o tareas pendientes, o no entender la urgencia de arreglar las cuentas con Dios con urgencia, mientras que la viga en nuestro propio ojo representa las grandes fallas y defectos que nosotros tenemos, pero que nos negamos a ver, no nos detenemos a observar hacia nuestro interior porque podemos sentir el olor del pecado que quizás arrastramos.


Debemos dejar crecer a cristo en nosotros, para lo cual debemos morir a nuestra carne, dejar de mirar el accionar del otro y ver el nuestro, abandonar esa tendencia humana natural a ver defectos en los demás, y a juzgar su pecado mientras ignoramos, minimizamos o excusamos nuestro propio pecado.


No es de extrañar que el Señor haya elegido una ilustración relacionada con el ojo, ya que este guarda relación con la condición espiritual de una persona: Mt.6:22-23 “La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿Cuántas no serán las mismas tinieblas?” RVR1960


El Señor llama a todos los creyentes a llevar una vida santa y piadosa. Nunca debemos olvidar que somos propensos a pasar por alto nuestros propios defectos, mientras nos aferramos arrogantemente a esos mismos defectos en los demás. Si esperamos ayudar y restaurar a otra persona, debemos afrontar honestamente nuestros propios pecados y confesarlos: primero debemos quitarnos la viga de nuestro propio ojo.


David se enfoca en la omnisciencia y la omnipresencia de Dios. David reflexiona y expresa su asombro ante Dios que todo lo sabe y todo lo ve. En el salmo 139:23-24 escribe “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.” RVR1960. Al pedirle a Dios que nos examine nos llevará a autoevaluarnos, a mirar hacia adentro, a ese rincón de nuestro ser, donde a menudo escondemos nuestras propias imperfecciones, pecados y errores. Aprendamos a ser compasivos en vez de críticos, a ver en el otro un reflejo de nuestras propias fallas y pecado. Cuando elegimos la misericordia sobre el juicio, transformamos no solo nuestra vida, sino también la de aquellos que nos rodean. Recuerda que debemos ser el reflejo del amor de Dios MISERICORDIOSO Y BENEVOLENTE. El Maestro dijo “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.” (Mt,8:7b) RVR1960.


Que Dios te guarde y vendida.

 


¿Qué nos enseña el Señor con la viga y la paja?
¿Qué nos enseña el Señor con la viga y la paja?


 
 
 
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