Creatividad propia 3/13

1 Juan 1:9 "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” RVR1960

Cometer una falta y no aprender de ella es terrible sin embargo si aprendemos de nuestras faltas, recibiremos experiencia que nos van a ayudar de una manera positiva a formar nuestro carácter.

Muchos piensan que las faltas son el final, sin embargo, si examinamos nuestras faltas con cuidado, aprenderemos a tomar mejores decisiones en el futuro.

Me he dado cuenta de que mi caminar en este mundo y las faltas que cometí en el pasado me han ayudado a ser una mejor persona y por ende un mejor cristiano.

Es triste que cuando uno de nosotros comete un error o cae en pecado, pensamos que no podemos recuperarnos, y satanás se encarga de que lo creamos y por ende eso no nos permite seguir avanzando, lo que debemos entender es que siempre el Señor esta hay siempre listo para perdonarnos, lo único que tenemos que hacer es pedir perdón al padre, aprender para no repetirlo y levantarnos de nuevo.

Es necesario ver las faltas como parte de un proceso y no como el final de nuestra jornada con Dios.

Siempre habrá pruebas y desafíos en el camino, pero en eso proceso vamos a aprender y crecer esto no quiere decir que no vamos a cometer errores, pero es importante reconocer que Dios conoce nuestro corazón, él nos quiere ensenar, nos va a purificar porque al final nos va a moldear a su imagen.

En vez de preocuparnos por las circunstancias debemos más bien fijar nuestra mirada en Dios el único que puede ayudarnos en medio de nuestras debilidades y nuestra restauración la vamos a ver de inmediato.

Es mejor seguir al Señor, porque al seguirlo encontraremos un lugar seguro donde el será nuestra guía en el caminal en este mundo.

Bendiciones

Isaías 41:13 "Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo." RVR1960

A lo largo de la vida pasamos por distintas situaciones en las cuales somos sometidos aprueba y en las que muchas veces no fuimos nosotros quienes las propiciamos.

Es en estas situaciones, en nuestros propios valles de sombras, justo allí donde reconocemos la mano de un Dios eterno bueno, inigualable y misericordioso que siempre estuvo allí protegiéndonos alentándonos y mostrándonos el camino aun cuando no tuviésemos ni la más mínima idea de sus planes para nuestra vida.

Mi nombre es Eduardo Gonzales, y este es mi testimonio.

Desde muy joven tuve la determinación de crecer como persona y buscar lograr mis metas con trabajo y esfuerzo. Siempre fui dedicado y dispuesto a formarme como persona para ser alguien en la vida. Aun en este camino arduo de formarme como hombre y sustentador de los míos y en busca de mis metas, acontecieron situaciones que por más fatídicas y violentas que parecieran, Dios permitió para hacerme saber que tenía un propósito y que él me guarda a pesar de lo difícil de las situaciones.

A mis 9 años , trabajé con una persona que vendía cebollas y otras legumbres, una noche estando con esta persona en la faena nos sorprendieron unos asaltantes y dada la resistencia de este hombre ellos comenzaron a disparar dentro del lugar , pasando el momento fatal., vi que yacía muerto mi jefe para ese momento pero a pesar de la violencia y de estar allí muy cerca , a mí no me aconteció nada, salí intacto y sano de ese lugar, acaso, no estuvo la mano de Dios guardándome justo en esa mala hora? lo reconozco y sé que sí.

Después de varios años en mi búsqueda de progresar, entre como ayudante en los almacenes de la Yamaha, lugar en el cual trascurrirían muchos años de mi vida, en los cuales fui ascendiendo de cardos y de responsabilidades, dada mi dedicación, esmero, determinación y pasión por lo que hacía. En ese transcurrir también había conocido las pasiones de juventud que me llevaron a apegarme a las bebidas y a embriagarme constantemente, ya para ese entonces, había propuesto independizarme y comencé mi propio negocio, en la misma rama que me desempeñaba de repuestos de motocicletas y otros. Para mi fueron momentos tensos y de altibajos como en todo proceso de formación de un negocio o de una compañía.

Una tarde, en esa incansable búsqueda interna de ese Dios que aún no conocía directamente, decidí buscarle, aun saliendo de mi embriaguez, y con lo poco que había en la caja, pedí a mi esposa me los entregara y sin ella saberlo decidí ofrendarlo a Dios, porque la situación se prestó, me fui a bautizar, y entregue mi vida al Señor. Cabe destacar que mi esposa y mi hija pequeña en ese momento ya estaban en los caminos y clamaban a Dios por mi vida. De allí en adelante comenzó el cambio que progresivamente hacia mejor mi vida y la de los míos.

Ya estando afirmado a lo largo de los años en mi empresa, creciendo de poco en poco pero con pasos firmes, se presentó una situación donde lamentablemente y sin culpa alguna me vi envuelto en un proceso legal, donde gran mayoría de mis ganancias las tuve que entregar, quedando incluso endeudado gravemente y un poco afligido por la injusta situación a la que me enfrentaba. Pero aun así, Dios permitió todo esto, y no dejaba de recordarme en todo momento yo estoy contigo esfuérzate y se valiente!

Seguimos trabajando para levantar la empresa y en un tiempo corto, logre saldar las deudas, quedando libre de estas, de allí en adelante no hemos parado de crecer a pesar de las situaciones, tenemos junto a mi familia la disposición de alentar y ayudar a otros a conocer a ese Dios maravilloso que ha bendecido y prosperado en todo nuestras vidas para así dar aliento a los cansados y a los afligidos y propiciar las condiciones para que otros que no le conocen, lo puedan hacer a través de nuestras vidas, ese Dios grande bueno, misericordioso, justo, amoroso y eterno; a él sea toda la gloria la honra y el poder, por lo que ha hecho en nuestras vidas y por lo que se, que hará en cada una de esas vidas de aquellos que en Él ponen su confianza. Amen y amen.

Eduardo González

Colaborador de HDV

Blog de Hombres de Valor

Lecciones para ser mejor persona

Preocupados por el mañana

Preocupados Por El Mañana

La mano de Dios siempre ha guiado mi vida

Mi nombre es Eduardo Gonzales, y este es mi testimonio.